Ambos tienen treinta años, filtran a su estilo lo mejor del soul, el dub, el gospel, el r’n’b, la psicodelia y hasta el jazz, y lucen una corta pero vibrante discografía, así como un poderoso directo. Son la londinense Greentea Peng y el jamaicano Masego.
Masego es fiel hijo de su tiempo. De su tiempo y de su herencia. De la fusión natural de estilos y también del peso de la tradición. A veces parece un cruce entre su admirado André 3000 (Outkast) y Travis Scott, por su forma de fundir un hip hop (que tiene mucho de jazz) con el trap. El resultado es uno de las propuestas más seductoras del último r’n’b. Trap house jazz, lo llaman, una etiqueta certera. Si uno la teclea en Google, lo primero que aparece es el nombre de Masego. Con razón. Se nota que Micah Davis, que es el nombre de este joven de 30 años nacido en Jamaica aunque criado en los EE.UU., acostumbró sus oídos desde muy pequeño a los clásicos del soul, del gospel y del jazz. Se curtió años más tarde difundiendo sus primeras creaciones en soundcloud, la plataforma predilecta del rap y el trap alternativos, y de ahí a celebrar pequeños cameos en discos de Kehlani, Kaytranada o Drake, ya solo quedaba un paso. Sus tres álbumes hasta el momento, los espléndidos “Lady Lady” (2018), “Studying Abroad: Extended Stay” (2020) y “Masego” (2023), confirman todo lo bueno que venía apuntando en sus EPs anteriores.
A ella le gusta describir lo suyo como “r’n’b psicodélico”, pero lo cierto es que la londinense Arial Wells – nombre real de Greentea Peng – no sería quien es si no hubiera tomado buena nota de lo que en su día lograron Erykah Badu, Lauryn Hill, Lilly Allen o Miss Dynamite, mujeres poderosas que se adelantaron a su tiempo. El individualismo feroz de Greentea Peng, llamada así por su afición al té verde y visualmente identificable por sus llamativos tatuajes, piercings y abalorios, se excplicita en sus axubreantes directos y en discos como “Man Made” (2021) y “Greenzone 108” (2022), sus dos largos hasta la fecha.