Tanto Madeleine Peyroux como Lianne La Havas son mujeres que afrontan un venerable legado sin temor a medirse a sus artífices. Sus canciones y su arrojo interpretativo detentan el mismo arrojo y hechura que los grandes clásicos del jazz y del soul/folk, respectivamente, en los que se miran.
Elegancia, clase, sutileza: la discografía de la londinense Lianne Charlotte Barnes, simplemente Lianne La Havas en el ámbito de la música, destila esas propiedades con la fluidez de las artistas de raza. De padre griego y madre jamaicana, se crió en un ambiente eminentemente musical, así que no es de extrañar que a los siete años comenzara a cantar y a los once a tocar la guitarra. Su propuesta participa de la mejor tradición del folk, del soul y del r’n’b, y en álbumes como el homónimo “Lianne La Havas” (2020), el tercero de su carrera, se hacían notar por igual las influencias de Joni Mitchell, Milton Nascimento, Al Green, Jaco Pastorius y Destiny's Child. Sus fans suspiran por una pronta continuación. De momento, su directo crece y resplandece.
Nació en la sureña Athens (Georgia), ciudad universitaria y bohemia, patria chica de R.E.M., creció escuchando jazz de Nueva Orleans y se buscó la vida siendo una adolescente en el barrio latino de París. Con tales credenciales, era casi inevitable que Madeleine Peyroux encaminara sus pasos a la práctica del jazz, pero lo que no era tan previsible es que lo hiciera emulando con tanto acierto los preceptos de Billie Holiday (a quien tanto comparan por su voz) y de Bessie Smith, Patsy Cline o Édith Piaf. La cantante, guitarrista y compositora estadounidense despliega su argumentario con la entereza de los clásicos, y cuenta con una discografía brillante, de tres álbumes de estudio que combinan originales y versiones, y que aguarda continuación para este mismo 2024.