Noche de rumba festiva y contagiosa de la mano de dos instituciones del género, dos formaciones veteranas de proyección universal, como son los franceses Gypsy Kings, con Nicolás Reyes al frente, y los catalanes Los Manolos.
Peret la patentó, y Los Manolos la perfeccionaron: es la rumba catalana, género por el cual será siempre conocida mundialmente esta formación que cobró popularidad a raíz de su participación en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992, precisamente junto a Peret y Los Amaya, a ritmo de aquel “Amigos para siempre”. Una rumba la suya, eso sí, festiva y desacomplejada, que ha pasado por su túrmix a los Beatles, Sinatra o Kaka de Luxe.
Nicolás Reyes y sus Gypsy Kings popularizaron internacionalmente la fusión de flamenco, rumba y pop como nadie más. Los millones de escuchas que llevan acumuladas “Bamboleo”, “Djobi, Djoba”, “A mi manera”, “Hotel California” o “Volare” y sus más de veinte álbumes publicados desde 1982 dan buena cuenta del poder de convocatoria de este colectivo nacido al sur de Francia hace más de cuatro décadas, embajadores de un sonido que ha tenido artífices más estilizados, pero difícilmente más populares.