Un asunto familiar. Padre e hijo. Iván y Andrés. Las similitudes entre ambos son evidentes, pero el escenario es el mejor campo de pruebas para testar en qué se parecen, pero también en qué se diferencian las propuestas del veterano Iván Ferreiro y del debutante Andrés Ferreiro al frente de su proyecto, Querido.
El vigués Iván Ferreiro ha definido su inconfundible estilo a lo largo de una carrera de más de tres décadas. Desde el pop indie a la pulsión autoral, a base de constancia, trabajo e inspiración. “Trinchera Pop” (2023) fue uno de sus trabajos más aventurados, gestado tras siete años de silencio, con colaboraciones puntuales como la de Tanxugueiras, y que presentó en directo con su banda habitual: Pablo Novoa a los teclados, Ricky Falkner al bajo, Xabier Molero a la batería, Marta Toro en las programaciones y Emilio Saiz y Amaro Ferreiro en las guitarras. Es, hasta ahora, el último capítulo de una trayectoria que le ha encumbrado más allá del eco de Los Piratas, y durante la que ha colaborado con Pereza, Quique González, Bunbury, Antonio Orozco o Xoel López, participando de estilos como el pop, el folk, la electrónica y muchos otros lenguajes sonoros, sobre los que siempre ha impreso su personalidad.
Algo ocurrió cuando un jovencísimo Andrés Ferreiro pisó el escenario del Náutico de San Vicente, en O Grove, en verano de 2023, y cuando irrumpió por sorpresa en un concierto de Leiva para cantar una canción de Los Piratas. Se trataba, sí, del hijo de Iván Ferreiro, presentándose al frente de una banda llamada Querido, que integra junto a Antón Vigara al bajo y sintetizadores, Roque Ben a los teclados y Raúl Fernández a la batería. Andrés no puede negar de quién es hijo: su voz lo delata, también su inclinación melódica. Los videos de aquellas actuaciones se viralizaron. Pero Querido son también fruto de la escucha de discos de Egon Soda, Love of Lesbian, Radiohead o Arctic Monkeys. Conviene verlos en directo para comprobar todo lo que pueden dar de sí, antes de que publiquen un álbum de debut que promete.