La saga de los Morente siempre ha desdeñado las convenciones, combinando tradición y desafío. Y eso es precisamente lo que se puede esperar de este programa doble, en el que Estrella y Soleá Morente, cada una de ellas con su particular estilo y bagaje, asumen la tradición pero también atisban nuevos horizontes para el género.
Subrayar a estas alturas la condición casi legendaria de Estrella Morente puede ser tan redundante como echar un vistazo a su discografía o repasar la retahíla de premios que se le han concedido por su trayectoria, ya fuera el Ondas, el Amigo o el Micrófono de Oro. Es la artista de mayor peso de una saga ya de por sí tan deslumbrante, como es la de los Morente. De hecho, ella ya formó parte del emblemático “Omega (1996), que su padre Enrique tramó junto a Lagartija Nick, y siempre se ha hecho acreedora de formar parte de la mista estirpe creativa que La Niña de los Peines, Camarón o Marchena.
La progresión de Soleá Morente, desde que debutara en solitario (no digamos ya desde que, siendo aún una cría, participaba en directo de aquellas misas flamencas junto a su padre al ritmo del aclamado “Omega”, de 1996), es meteórica. Si sorprendió con la vitalista rumba pop y el pop electrónico de “Lo que te falta” (2020), deslumbró un años después con un “Aurora y Enrique” (2021) que rendía tributo a la memoria de sus padres invocando a La Bien Querida, Beach House, Triángulo de Amor Bizarro o Cocteau Twins. “Gitana María” (2023), uno de sus últimos singles, fue aclamado por la prensa especializada como una de las mejores canciones del año. Sus directos son, además, un torrente de duende, intuición, entrega incondicional e inteligencia.