Desparpajo, cercanía, eclecticismo y vibraciones positivas. Tanto los franceses Caravan Palace como la madrileña Travis Birds participan de esos rasgos. Swing, electrónica, folk, pop y jazz en dos cocteleras de efecto irresistible.
Completaron su formación original a través de MySpace, su hicieron populares gracias a Youtube y son uno de los proyectos que genera más contenidos bailables en TikTok. ¿Casualidad? En absoluto. Los franceses Caravan Palace han tocado todos los palos en los últimos quince años, tanto a nivel estilístico como de redes sociales, y eso ha hecho que su elegante, ecléctica y bailable fórmula haya logrado adaptarse a los tiempos con una facilidad pasmosa. Fans de Django Reinhardt, Lionel Hampton, Daft Punk o Vitalic, el octeto parisino lleva tres lustros triunfando en las listas de éxitos de Francia, Bélgica y Suiza, gracias a su inteligencia para integrar electrónica, swing, house y jazz. El último ejemplo es el radiante “Gangbuster Melody Club” (2024), un quinto álbum que se erige como el más diverso, explosivo y bailable de toda su carrera
La cantautora madrileña Travis Birds es tan fan de Tom Waits como de Bob Marley o Nirvana. Le da al pop cabaretero, al jazz y al folklore latino. Le gusta la mezcla, lo híbrido, el lenguaje musical espontáneo y sin fronteras. Su discografía irradia el desparpajo de quien ha colaborado con Rayden, Macaco, La Pegatina o Kevin Johansen y ha participado en discos como aquel tributo a Joaquín Sabina – “Ni tan joven, ni tan viejo” (2019) – que reunió a Amaral, Robe Iniesta, Bunbury, Alejandro Sanz o Vanesa Martín. Su cuarto y último trabajo, “Perro deseo” (2023), cuenta con un extenso abanico de productores (Tato Latorre, Paco Salazar, Leiva y Carles “Campi” Campón) y de colaboradores (Depedro y el propio Leiva), pero esa coralidad no es óbice para que sea el álbum que mejor la define como artista.