Casi dos millones de álbumes vendidos y millones de reproducciones de sus canciones en plataformas de streaming avalan la repercusión de este contundente trío escocés de rock alternativo, cuyo diverso rango de influencias lo ha llevado a ser cabeza de cartel en los festivales rock europeos más prestigiosos de la última década.
Son extremadamente fiables. Como un seguro de vida. Los escoceses Biffy Clyro nunca fallan, ni en las distancias cortas ni mucho menos en las largas. Enérgicos, apasionados, rocosos, siempre eficaces, Simon Neil y los hermanos James y Ben Johnston llevan treinta años expidiendo desde Kilmarnock (Escocia) proyectiles en forma de rock electrizante. Han formado parte de la cartelería alta de festivales como Reading, Glastonbury o Corona Capital. Son seguramente el único grupo capaz de poner de acuerdo a los fans de Pixies, Fugazi, Soundgarden, Foo Fighters, Nirvana y Drive Like Jehu, desde que la MTV los aclamó como una de las mejores bandas europeas emergentes en 2007, y sus once álbumes publicados hasta la fecha – el último, “Futique”, de 2025, se grabó en los míticos estudios Hansa de Berlín y fue número uno en Reino Unido desde el momento de su publicación –, son la prueba más concluyente.