Mucho más allá de la imagen tópica que muchos tienen del intérprete de “It’s Not Unusual” o “Delilah”, Tom Jones es un artista que ha sabido reciclarse, reinventarse y renovar la vigencia de su talla creativa.
Genio y figura, Tom Jones sigue siendo aquel fornido vocalista galés capaz de marcarse hirvientes incursiones en el cancionero popular norteamericano, o de revalorizar gemas del pop de consumo con aderezo dance como “Burning Down The House” (Talking Heads) o “Kiss” (Prince). A sus más de 80 años y parapetado tras su media sonrisa socarrona, el viejo galán sigue siendo un espléndido entertainer, amén de un vocalista portentoso, capaz de sacar a pasear su rugido sin apenas pestañear. Un showman con cientos de muescas en su recámara, que debe todo su fulgor a su condición de extraordinario intérprete pero también de artista con un ojo en la renovación, y que en los últimos años ha encadenado una serie de álbumes consecutivos bajo la producción del histórico Ethan Jones como “Long Lost Suitcase” (2015) o “Surrounded By Time” (2021), en los que ha demostrado que pocas gargantas como la suya saben extraer más jugo a las enseñanzas del blues, el gospel, el rythmn and blues e incluso el art rock. Conviene disfrutar de él mientras tenga este fuelle.