Transgresora, singular, intensa, emocional. Así es la música de la norteamericana Ethel Cain, una de las estrellas más prominentes de ese pop multiforme, inclasificable, que se mueve entre lo alternativo y lo mainstream
Ethel Cain no ha venido para dejar indiferente a nadie. Todo lo contrario: está aquí para derribar barreras. Esta cantante, compositora, productora y modelo norteamericana de 28 años es la primera artista transgénero en colocar un disco en el Top 200 del Billboard, pero es su forma de integrar influjos del gótico sureño en una sensibilidad pop muy contemporánea la que hace de ella una creadora singular. Una rara avis en el ecosistema del pop internacional. Hayden Silas Anhedönia (es su nombre real) comenzó a estudiar piano clásico a los ocho años, pero ya entonces se dio cuenta de que lo suyo iba a tener difícil encaje en su entorno social. Las sombras de la atormentada Karen Carpenter, la Steve Miller Band, Florence Welch o Lana del Rey, fundidas en una suerte de distopía lynchiana (de David Lynch), que se nutre de la forja en la música cristiana y en el canto gregoriano (de hecho, en su última gira se servía de una cruz como atril), conforman los ingredientes principales de sus dos extraordinarios álbumes hasta ahora publicados, “Preacher’s Daughter” (2022) y “Willoughby Tucker, I'll Always Love You” (2025). Este último, aclamado por la crítica especializada como uno de los mejores trabajos de 2025.