“Pero ¿quién quiere una vida fácil? Eso es aburrido”
Jane Birkin
Jane Birkin siempre ha vivido en las alturas. Nos observa desde arriba, expectante, con una mirada que ha dejado traslucir su indudable genio y esa profundidad propia de los eruditos; siempre manteniendo las distancias con este mundo terrenal al que, quizás, no pertenezca. Mujer de frágil potencia, Birkin siempre ha transitado por diversos platós, escenarios y decorados haciendo gala de una expresividad y talento propios de una mujer renacentista carente de ley y bandera, conquistando a su paso a varias generaciones de europeos con su arte, carisma y actitud.
Jane Birkin nació a los 20 años en el cine, poniéndose a las órdenes de Antonioni para la indescriptible “Blow Up” (1966), pero se consagró poco después como la musa perfecta gracias a la dulce voz con la que cantó las canciones del músico que la convirtió en leyenda: Serge Gainsbourg.
Fue precisamente al final de la década de los sesenta cuando coincidió en un rodaje con su maestro (y su amado) Serge Gainsbourg. Este, arrobado ante la potencia poética de esta inglesa multitalentosa, le pidió que grabase con él una oda al amor que sacudió los cimientos de la Europa continental de la época: “Je t’aime moi… non plus.” Verdadero poema escrito desde el corazón, su procaz letra y angustiosos gemidos “Te amo, te amo. Sí te amo. Yo tampoco” sirvió para alimentar una relación personal que catapultó a ambos a un estrellato del que tardaron dos décadas en bajarse.
Desde ese momento quedó claro que Jane había llegado para quedarse. Esa joven actriz inglesa de belleza indiscutible, siempre a la búsqueda de tentaciones por descubrir y nuevas necesidades de crear y trascender, entendió que Francia era su nueva patria y que la música sería el vehículo desde el que compartir con el mundo su genialidad como artista.
En las décadas subsiguientes, Birkin desarrolló una prolífica carrera como actriz y compositora que siempre ha contado con el respeto de la crítica y público, primero bajo la figura de Gainsbourg y más adelante por su cuenta.
En 2017 publicaría su último trabajo discográfico, “Birkin/Gainsbourg: Le symphonique”, un álbum que resume el amor a un oficio, la madurez de la experiencia bien vivida, y la facilidad de colocar en su Arte el romanticismo absoluto que esconden algunos selectos franceses. Un show que pude disfrutar en la última edición del festival catalán Primavera Sound en el que la artista estuvo exultante ofreciéndonos un espectáculo repleto de reminiscencias y sentimientos encontrados. Dicen que todo tiempo pasado fue mejor y, a veces, no queda más remedio que admitirlo.
Este próximo verano, la cantante británica vuelve a subirse a los escenarios. Esta vez será en nuestra propia casa, ese lugar que nos recibe a todos cuando llega el verano y que ya se ha convertido en un hogar para todos aquellos que, heridos de cultura, buscamos colmar nuestros corazones de experiencias irrepetibles: Las Noches del Botánico.
Iluminados por la luna llegará esta singular estrella que brilla en lo más alto del firmamento de la canción popular francesa, esta vez acompañada por la Gainsbourg Symphonic Orchestra. Será una noche para volar y para recordar y en la que, bajo la batuta del excelentísimo Daniel Casares, podremos también disfrutar de la magia del Concierto de Aranjuez.
Ahí es nada. Yo, que ustedes, no me lo perdería.
“Vive la France”
Nicolás Fernández