Nadie ha sabido moldear el soul, el folk, el ryhthmn and blues y el jazz como él. A sus 79 años, la estatura creativa del cantante y compositor de Belfast es inconmensurable, cimentada en discos y canciones totémicas, que son patrimonio de la humanidad.
“Astral Weeks” (1968) y “Moondance” (1970) cimentaron su leyenda, pero Van Morrison es un auténtico estajanovista de la música popular, un currante que lleva publicados más de treinta discos a lo largo de casi seis décadas de carrera en solitario y miles de conciertos alrededor del mundo. Sus conciertos suelen durar una hora y media milimetrada, sin dilaciones, parlamentos ni concesiones a la galería, pero son de una sonoridad exquisita y una profesionalidad sin tacha. Su fondo de armario, surtido por el influjo del folk, el rock, el blues o el jazz, es infinito. Canciones como “Brown Eyed Girl”, “Moondance”, “And It Stone Me”, “Have I Told You Lately” o “Bright Side of the Road” son patrimonio de la humanidad. Hay que ver a este hombre en directo. Sí o sí. Siempre.